Hoy recordamos al creador de la Guarania, José Asunción Flores

En el día de su natalicio recordamos al creador de la Guarania, un ser humano que se destacó por su resiliencia.

Un día como hoy pero del año 1904, en Punta Karapã de la Chacarita, nacía José Agustín Flores, hijo de una madre soltera, llamada Magdalena Flores.
El internacionalmente conocido como José Asunción Flores, llegaba al mundo hace 118 años. Su paso por la vida, que concluyó a los 67 años (aquejado de cardiopatía aguda), dejó un importante legado al país y al mundo: La creación de la Guarania.

Pero no solo la creación de este género es el mayor aporte del visionario de su época, sino su “afán” de jerarquizar la música paraguaya, componer significativas obras, y organizar orquestas y espacios para la difusión del nuevo género.

Además de todo eso se capacitó para llevar al plano sinfónico sus ambiciosas propuestas (Mburicaó, Ñanderuvusu, Pyhare Pyte y otras), señala el periodista y escritor Antonio V. Pecci, en José Asunción Flores, creador de la guarania (Servilibro), uno de los más recientes materiales bibliográficos publicados acerca de este creador y que acompañó ayer al diario Última Hora.

En el material Pecci resalta las cualidades que hicieron de Flores un ejemplo a seguir por varias generaciones “No se sometió al poder, luchó contra los embates de la vida y supo salir adelante en las adversidades”, señala la obra.

Ingenio, dignidad y arrojo, son otras cualidades que destaca el libro, las mismas que le ayudaron a sobresalir en su carrera como músico y que le hicieron destacar pronto entre compañeros y ámbitos diversos.

INICIOS. La figura pública de Flores comienza a sobresalir desde la creación de la guarania Jejuí, en 1925. Sin embargo, es con Arribeño Resay (Lágrimas de un arribeño), 1926, Ñasaindype (Noche de luna), y con India, que el nuevo género se afirma en el gusto popular. Trasciende fronteras y llega a Buenos Aires.

Fue el músico y estudioso Max Boettner quien lo reconoció como el creador de la Guarania (1956). “Fue imponiéndose de a poco. El ambiente de la patria le pareció estreno y buscó mayor horizonte en Buenos Aires, donde reside desde hace muchos años. Su prestigio fue ensanchandose con límites internacionales y mundiales”, acota.

SUFRIDO. La resiliencia es una de las características del genio musical y visionario Asunción Flores. Desde su más tierna infancia, cuando el niño no recibe la ayuda y asistencia de su padre, Juan Volta, hasta las carencias económicas y el maltrato que recibido de la nueva pareja de su madre, hasta que logra huir. Su adolescencia está marcada por situación de trabajo en la calle, vagabundeo y varias detenciones en la guardiacárcel.

Descubre su talento gracias a esas entradas a la cárcel, donde el director, Donato Alonso, le lleva a integrar la Banda Lisa de la Policía, toma lecciones de música y recibe lecciones de castellano. A sus 18 ya compuso Nde keguypemi, en el mismo año que se desata una cruenta guerra civil entre dos sectores del Partido Liberal.

Durante las casi siete décadas de vida, pasó diversos momentos de sufrimiento alternados con las alegrías que le brindaban sus logros.

Lejos de que su creatividad solo merezca aplausos, apoyo, ovación en recitales y conciertos; también recibió persecución, prisión, exilios, lo cual, “no alteraron su carácter afable y comunicativo”, comenta el libro de Pecci.

El país que le vio nacer no lo reconoció como el creador de la Guarania. Desde principios de la década de 1960, el régimen stronista negó el rol de Flores como artífice del estilo musical y le atribuyó este a Manuel Ortiz Guerrero. La campaña siguió luego de su muerte, en 1972.

Esto respondió al pavor del dictador Stroessner, –describe el libro de Antonio V. Pecci–, a la idea que la repatriación de los restos de Flores favorecieran multitudinaria concentración ciudadana y resultara en simbólico desaprobando el régimen.

Además de negarle la paternidad del nuevo género, le negaron el pago de sus derechos autorales, documentos de identidad y hasta la nacionalidad.

“La dictadura stronista no podía aceptar la campaña internacional por la libertad de los presos políticos impulsada por Flores y tampoco su adhesión al comunismo”, expresa el material con el sello de la editorial Servilibro.

A pesar de todo esto, Flores siguió con acciones de denuncia de las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en Paraguay, como militante de la resistencia cultural en el exterior junto a otros como Roa Bastos y Herminio Giménez.

Lejos de que su creatividad solo merezca aplausos, apoyo, ovación en recitales, Flores también recibió persecución, prisión, exilios.

 

 

 

Fuente UH

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