Argentina derrotó por 2-0 a México en el estadio Lusail y se reacomodó en el Grupo C del Mundial de Qatar 2022.
La Selección Argentina, que venía de un inesperado tropiezo en la primera fecha ante Arabia Saudita, se repuso este sábado en el Mundial de Qatar 2022 al derrotar por 2-0 a México con goles de Messi y Enzo Fernández.
Apareció Messi para resolver el asunto, para sacar a Argentina del enredo en el que andaba metido tras su inesperada y bochornosa derrota frente Arabia Saudí y restablecer el panorama de la selección albiceleste en Qatar 2022.
Le basta con eso a ‘la Pulga’, el principal, casi único, argumento del que tiró el combinado de Lionel Scaloni para tumbar a un rival timorato, resignado a su suerte desde el primer momento y que queda con un pie fuera del Mundial, aunque no según los números.
Argentina resucitó. Puede terminar, incluso, como primera de grupo si se impone a Polonia en la última fecha. Todo quedará como debía en ese caso y el revés ante Arabia habrá sido un tropiezo coyuntural, un accidente.
Y es que el batacazo impensable ante Arabia Saudí había puesto en entredicho el proyecto mundialista de Lionel Scaloni. Un mazazo que dejó tocado todo el entorno de la Albiazul que ha llegado a Qatar 2022 cargada de ilusión. El tiempo corre en contra de Leo Messi y su llama se agota por imperativo natural. Por eso, este Mundial es asumido como el último baile del astro.
Algo tenía que cambiar Argentina después de las dudas que desempolvó Arabia. No se anduvo con chiquitas el técnico que implantó una revolución radical en su once. Cinco cambios. Cinco caras nuevas para la cita con México. Tres en la zaga, señalada en el primer partido, y dos en el centro del campo.
Entró Gonzalo Montiel por Nahuel Molina en el lateral derecho, Marcos Acuña por Nicolás Tagliafico en el izquierdo y Lisandro Martínez por Cristián Romero en el centro de la zaga. El volantazo en la medular fue la inclusión de Guido Rodríguez y Alexis MacAllister. Fuera se quedaron Leandro Paredes y Alejandro Papu Gómez.
Un lavado de cara abrupto que dejó entrever que las cosas no están claras justo en un duelo cumbre, una final prematura ante un adversario al que tiene tomada la medida. Sobre todo en los Mundiales. En las tres ocasiones que han coincidido en un Campeonato, en todas salió airosa la albiazul.
Por eso, el técnico mexicano, el argentino Gerardo Tata Martino, que solo hizo dos variaciones en su once, implantó una defensa de cinco jugadores. Y con falso delantero. Una declaración de intenciones.
México jugó a que en el campo ocurrieran pocas cosas. Lo menos posible. Tomó como un mal menor un punto. Un empate le dejaba con vida después de evitar la derrota contra Polonia y con Arabia como siguiente rival. Asumía su inferioridad, histórica; lo dicen los antecedentes. Puntuar contra la albiceleste le mantendría en el camino de lograr los octavos de final por octava vez seguida.
Y durante mucho tiempo se jugó a lo que quiso México. No pasó nada en la primera mitad. No hubo lanzamientos a portería. Los intentos de Argentina, precipitada, se ahogaban en el área o en su frontera. Leo Messi, excesivamente retrasado para poder participar del juego, apenas tenía influencia. Mientras, México se vio incapaz, sin recursos para poner en aprietos a Emiliano Martínez.
Aún así, fue el equipo de Martino el único que lanzó a portería antes del descanso en un tiro libre inocente, vistoso, en el que se lució el portero argentino del que no había habido noticias en todo el partido.
Solo una genialidad, un momento puntual, una aparición de Messi podía dar un giro a la cita. En un partido plano que se había empezado a desnivelar a la vuelta de vestuarios, el capitán asumió la responsabilidad. Avisó primero en un balón parado, en la media luna, tras sufrir una falta de Erik Gutiérrez. Pero en la siguiente que tuvo no perdonó.
Le vio Ángel Di María desde la derecha. Solo, en la frontal. Messi recibió la pelota y con un tiro raso, con la izquierda, pegado al palo, batió a Guillermo Ochoa.
El segundo gol en Qatar 2022, que le deja a uno de los artilleros del mundial, el ecuatoriano Enner Valencia y el francés Kylian Mbappe y a dos de Gabriel Batistuta, el máximo goleador argentino en la historia de la competición, con diez, alivió a Argentina que se encontró más cómoda después, con espacios.
México tampoco en esta ocasión pudo evitar la derrota mundialista. Y van cuatro. Buscó la reacción con la entrada de Raúl Jiménez y Roberto Alvarado. Pero le falta pólvora a la Tri y argumentos para dar un giro al partido que cerró Enzo Fernández a tres minutos del final cuando recibió la pelota de Messi tras un córner, se adentró en el área y desde el pico envió una parábola que superó a Ochoa. Un gran gol para poner el broche a la victoria.